Peinador vivió este domingo la víspera del cierre 26 días por obras en la pista de vuelo y en el ILS con gran dinamismo tanto en la zona de llegadas y salidas. Fue su último día en las próximas cuatro semanas con tráfico de aviones. “Al coincidir con el final del puente hay mucho movimiento para ser domingo”. Silvia trabaja en la única tienda que hay fuera de la zona de embarque de Peinador, WH Smith, y ayer era su último día antes de las vacaciones. “Me toca una jornada larga porque tengo que dejar todo recogido para cerrar durante este periodo y no he dejado de atender a los clientes”. El establecimiento ocupa a cuatro trabajadores que por primera vez van a coincidir en un descanso estival adelanto.
El resto de los establecimientos seguirán abiertos, aunque con servicios mínimos, por lo que parte de sus empleados serán trasladados a otras oficinas y la otra también optará por las vacaciones fuera de temporada. “Atenderemos al público de forma presencial, pero en horario reducido, este parón va a suponer una reducción de la actividad, ya que entre el 80 y el 90 por ciento de las reservas corresponde con los usuarios del aeropuerto”, explica Alberto desde detrás del mostrador de una de las empresas de alquileres de vehículos.
Reducen personal
Las tres cafeterías de la terminal, las dos en el exterior y la de zona de embarque, pertenecen a la misma concesionaria, que seguirá activa aunque en servicios mínimos. “Se reducirá el personal para atender a los trabajadores de Aena y a los obreros”, indica Luis, uno de los seis empleados del área de servicio principal. Hoy establecerán los organigramas de descansos y la solución laboral para este mes a medio funcionamiento. La incertidumbre no se limita a la actividad de la propia terminal. Otros servicios de la zona están pendientes de cómo evolucionará la actuación en la pista.
Las instalaciones de Vigo Parking se encuentran a pocos metros del aeropuerto, ofrece una alternativa más económica que el aparcamiento de Aena para dejar el coche. De los tres trabajadores solo quedará en activo uno para atender las demandas que surjan desde las estaciones de ferrocarril y de autobuses. “Va a suponer unas pérdidas importantes, porque entre el 90 y el 95 por ciento de nuestros clientes están relacionados con los vuelos”, afirman fuentes de la empresa.
Más optimistas son en el restaurante-bar O Noso Rincón do Pino Manso, en la rotonda. Cuentan con seguir atendiendo a los trabajadores de Aena y ganar clientes con los operarios que movilice la obra.
Entre los usuarios habituales del aeropuerto domina la resignación y esperan que las obras no se prolonguen más de lo esperado. “A finales de mes llega mi hija desde El Salvador, si tengo que ir a buscarla a Santiago me supone un mayor incordio”, afirmó María Jesús, que ayer llegó de viaje a Peinador: “Es una molestia, pero si es para mejorar habrá que sufrirlo”.
Para Manuel Martínez no es lo mismo tener que desplazarse hasta la capital gallega que poder volar desde Vigo. “Esta es la principal ciudad de Galicia y el aeropuerto debe funcionar bien”, declara este usuario habitual.
