José Luis Gómez “Victoria”: "Me defiendo mejor en la cancha que con los de corbata"

José Luis Gómez “Victoria” posa con los trofeos obtenidos por su club.
photo_camera José Luis Gómez “Victoria” posa con los trofeos obtenidos por su club.
José Luis Gómez “Victoria”, entrenador de baloncesto nombrado “Barquense del Año”

Su balón siempre estaba en la calle de la Estación de O Barco para que jugaran todos. Cada año, su padrino, el médico Don Eloy, le regalaba uno, aunque no era de baloncesto. Tenía pasión por el deporte y de niño los probó casi todos. Pero no fue hasta que volvió a O Barco desde Santiago cuando cayó en sus manos uno para lanzar a canasta. Una lesión de rodilla le apartó del campo de fútbol, y la cancha del primer pabellón municipal de la villa, a la que sus amigos iban a entrenar mientras él esperaba en la grada, terminó por engancharle al deporte al que dedicaría su vida. La sociedad Casino de O Barco premiará los casi 50 años de su dedicación al baloncesto con una cena el próximo 11 de mayo, en la que le nombrarán Barquense del Año.

¿Cómo recibe el premio?

Pues estoy muy agradecido. Pero la verdad es que me defiendo mejor aquí (en la cancha del pabellón) que con los de corbata. Con este tipo de reconocimientos me da la sensación de haber llegado al final y no es así. Además es que soy muy emotivo y siempre termino soltando la lagrimita que no me deja hablar…

¿Piensa en la jubilación?

No. No pienso dejar de trabajar en la mueblería ni dejar el baloncesto. Además, dejar esto… ¿para hacer qué? Me siento cómodo con lo que hago. Voy a montar una cocina a Xares y me paro a hablar con la gente, paso muy buenos ratos. 

Y en el baloncesto, ¿tiene ayuda?

Por supuesto. Tener a mi hija Patricia, que se hace cargo de muchas cosas en el club, me deja la posibilidad de seguir en esto sin el estrés que supone tener que asistir a todos los partidos los fines de semana o a todos los entrenamientos. Hace unos años mi corazón me lo advirtió. Desde que me operé, me siento muy bien, pero ahora delego más. 

¿Cómo empezó en el baloncesto?

El colegio Divina Pastora fue el germen, yo empecé allí, dando incluso las clases de gimnasia. El primer grupo de jugadoras lo formaban chicas del pueblo, entre ellas mi mujer Almudena. El primer año fuimos al campeonato de España a Valladolid; al siguiente, volvimos, y después fuimos al campeonato gallego. Pero me di cuenta de que se acababa, de que no había relevo generacional. Entonces fue cuando empecé en el colegio con los pequeños, con la idea de trabajar la base. Después llegaría el equipo del 1970, con Chiqui, Gemma, Reyes, etc. El Divina Pastora era la referencia. Después fundamos el Club Femenino Sil Baloncesto O Barco, en el 87, y hoy tenemos alrededor de 140 niños. 

Y llegaron los mejores años…

Me atreví a aquella aventura maravillosa, que duró ocho o nueve años, de montar un equipo sénior femenino con el que las chavalas del pueblo llegaron ser cuartas en segunda división. El equipo senior era muy difícil porque estaban cada una en un sitio y para poder jugar había que recogerlas a cada una en una punta. Se nos complicaba un montón recogerlas a todas y juntarnos para competir, y me costó lágrimas dejarlo, tuve que convencerme de que aquello era muy difícil. 

¿Cuál es el truco para seguir ahí? 

El truco fue entrenar a mi mujer. La metí en el baloncesto primero como jugadora, y hoy es delegada, tesorera… Ahora solo pienso en seguir, ¡por lo menos hasta cumplir 50 en las canchas!

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