Cartas al director

Emigrantes nacionales

Esta mañana, por whatsapp, recibí fotografías de dos de mis nietos; tienen tres y seis años, son niña y niño. Sus padres los iban a llevar a la guardería y al colegio, como todos los días durante el curso escolar. Iban vestidos de chulapos, al estar celebrándose en sus centros educativos la festividad de San Isidro, en Madrid. Sus cuidadores y profesores organizaron, por este motivo, un día de fiesta y convivencia con sus familias. Todo normal, pero las fotografías me invitaron a pensar.

Estos niños son hijos de ourensanos, tienen su vida en otra ciudad, fuera del entorno de donde nacieron sus padres, sus abuelos y familiares. Mientras vivamos los abuelos, viajaran a la tierra de sus ancestros, pasaran parte de las vacaciones de Navidad, Semana Santa y verano en nuestra querida tierra, e incluso vendrán algún puente… pero cuando faltemos ellos seguirán con su vida en el entorno en el que se están educando… qué optimista soy… quizá más lejos. Madrid que está “muy cerca… con el AVE y las autovías…” muy cerca”. Pese a todo, me considero un privilegiado por tenerlos “tan próximos” y poder ir a visitarlos. 

Repasando la vida familiar de mis amigos, conocidos y cercanos a mí generación, la mayoría de sus hijos también están fuera de Ourense, ¿por qué será? 

Se habla de la España rural vaciada. ¿Y de las capitales de provincia “vaciadas”?... ni mú.

Las autoridades políticas locales, provinciales, autonómicas, nacionales, ¿van a seguir con los mismos programas e incentivos que nos están llevando a “vaciar” las capitales y las villas importantes de su respectiva provincia? Sobre todo provincias del interior. ¿Se están tomando medidas eficaces para que las nuevas generaciones puedan vivir dignamente en la Galicia interior?

Mi deseo es que a las nuevas generaciones no les pase lo que a mí me ocurrió con mis hijas, o al menos tengan alternativa para que puedan elegir.

Seremos la segunda provincia más longeva del mundo, pero si no tomamos medidas serias, eficaces y eficientes, no tendremos relevo para que las personas envejezcan, y de esta manera perderemos también el pódium mundial de envejecimiento generacional.

Ah, ¡y los niños no se vestirán de gallegos! ¡No habrá quorum!