Opinión

Grandola Vila Morena

Cincuenta años del golpe de Estado que conmocionó al mundo. No por provocar el cambio de régimen en Portugal, que pasó de dictadura a democracia en cuestión de horas, sino por cómo se desarrolló ese golpe. Fue una rebelión incruenta, insólita, que sorprendió a civiles y militares de todas las latitudes. Una rebelión de la que surgió un canto de libertad, “Grandola Vila Morena”, de José Afonso, que se convirtió en símbolo de que se pueden alcanzar los objetivos más inalcanzables sin utilizar la violencia.

Se preparó con cuidado para que una respuesta visceral no provocara una tragedia. Las emisoras de radio darían la señal de poner en marcha el golpe cuando sonara una canción determinada: “Grandola”. Se ocuparon cuarteles y ciudades, algunos soldados fueron amenazados con sanción cuando se negaron a disparar cumpliendo órdenes de sus superiores. Los tanques entraron en ciudades donde eran recibidos con abrazos, sonrisas y claveles, que los soldados colocaban en la boca de sus fusiles, cascos y los carros de combate. El presidente dictador, Marcelo Caetano, fue expulsado del país, hacia el exilio. Escoltado, para que nadie se extralimitara contra quien y era ex jefe de Estado.

Nunca una revolución tuvo tanto éxito, nunca un golpe fue preparado para conseguir que triunfara en un clima de celebración, de fiesta. Ese fue el éxito de la Revolución de los Claveles.

Portugal es hoy un gran país pequeño, sus dirigentes reciben el reconocimiento mundial, se les pone como ejemplo de país que cuenta con personas preparadas, cultas, nobles, que hoy ocupan cargos de relevancia máxima en organismos e instituciones internacionales. Un país sensato con gente sensata. Las últimas elecciones, un partido de extrema derecha, Chega, irrumpió con fuerza, pero los socialistas, que recibieron un importante retroceso, no dudaron en anunciar su apoyo a Luis Montenegro, candidato del partido social demócrata, de centro derecha, para impedir que la ultraderecha se hiciera con el poder.

Su anterior primer ministro, Antonio Costa, socialista, presentó su dimisión irrevocable al presidente cuando se difundieron noticias sobre casos de corrupción en su entorno y, aunque la Justicia no encontró motivos de mala praxis, Costa mantuvo su posición y además no se presentó a las elecciones.

Hoy, cuando se cumplen 50 años de la Revolución de los Claveles, Portugal es un país seguro, con una economía saneada, ha culminado con éxito la descolonización de sus antiguas plazas africanas, sus profesionales están bien preparados, se ha convertido en destino turístico mundial, cuenta con importantes infraestructuras y un futuro esperanzador.

El futuro que se gestó a través de un golpe de Estado que asombró al mundo.

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