Urgencias, la especialidad olvidada: "No hay un relevo"

Los urgenciólogos se forman “a base de errores” con la práctica diaria en la atención a pacientes 

Los médicos que quieran trabajar Urgencias todavía no cuentan con la oportunidad de formarse en esta especialidad. Casi tres décadas es lo que llevan luchando los más veteranos, que cada vez ven más complicado el relevo generacional y el ofrecer una atención con garantías. “Necesitamos una formación reglada y somos uno de los pocos países de la Unión Europea que no la tiene”, lamenta Francisco Aramburu, jefe del servicio en el CHUO y secretario de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes).

En 2007, la Organización Mundial de la Salud instó a los países europeos a reconocerla, pero España continúa haciendo oídos sordos casi 15 años después, pese al apoyo que recibió en Congreso en un par de ocasiones y al reconocimiento de la mayoría de la sociedad científica española. “Los médicos que nos llegan están formados en medicina familiar y. si quieren quedarse en Urgencias, tienen que aprender a base de errores y pagarse sus propios cursos”, reconoce Aramburu. En el CHUO les ayudan en todo lo que pueden para que su formación sea lo más completa posible, porque se cuenta con un grupo de urgenciólogos que llevan muchos años dedicados a ello. “Garantizamos la seguridad de nuestros pacientes, pero sería mucho mejor con una formación reglada”, apunta.

 La mayor preocupación, además de esta falta de reconocimiento, es el relevo generacional. “La urgencia tiene que ser vocacional, es muy dura y atiendes situaciones complicada. Estamos en un momento en el que nos hacen falta profesionales que quieran quedarse”, comenta Aramburu. Los médicos quieran adentrarse en el mundo de las urgencias deben especializarse principalmente en Medicina de Familia. Tres de los 14 de los residentes que acabar de terminar su especialización decidiero quedarse en Urgencias “y eso ya es mucho, otros años no hay ninguno”. 

DE LO GRAVE A LOS MÁS LEVE

Las sociedades científicas de la especialidad familiar son las que más se oponen a que exista la especialidad de urgenciólogo. “Tienen intereses corporativos, no les interesaría porque podrían perder un 40% de sus resisdentes y eso le afectaría aconómicamente y a su nivel influencia”, comenta  el doctor Aramburu. 

En Urgencias tienen que estar listos para lo que sea. En Ourense atienden unos 220 casos diarios, leves o graves, deben responder. “Nuestra plantilla tiene que estar preparada para cualquier patología, para salvar vidas y sacar a los pacientes en las situaciones más urgente”, destaca Aramburu. El doctor reconoce que atienden “los 15 minutos más importantes” de situaciones límite, con el futuro de los enfermos en sus manos. Luego llegarían los especialistas, que algunos lugares de España son los que están atendiendo las urgencias sin estar capacitados. Por ello, quieren que la población sea consciente de que no les dan la oprtunidad de ofrecerles la mejor atención.


“La seguridad de la población la tenemos en nuestras manos”


Pablo Pérez Antolín es uno de los urgenciólogos que trabaja en el CHUO. Hace nueve años terminó la residencia con especialidad en Medicina Familiar y Comunitaria, que le permitió aprender ciertas cuestiones para la atención urgente, pero no todas. “Mi objetivo fue siempre trabajar en Urgencias, como no tenemos una especialidad, cogí otra que cubriese parte de las competencias que necesitamos, aunque no se llegan a cubrir todas”, reconoce.

Para lograrlo, no le quedó otro remedio que formarse por su cuenta con posgrados y cursos respaldados por Semes no reglados, pero sí especializados. “E manejo del paciente crítico, la urgencia hospitalaria y la extrahospitalaria, etc. Esas competencias no las adquieres si no tienes una especialización en Urgencias”, afirma. Semes es quien, desde hace años, les ofrece una guía para ayudarles en su aprendizaje como urgenciólogos, sin que el Ministerio de Sanidad trate de reconocer a estos médicos a nivel formativo para dar garantías a sus pacientes: “La seguridad de la población está en nuestras manos, tanto para actuar en patologías tiempodependientes con pacientes entre la vida y la muerte como con otras. Somos capaces de diagnosticar y tratar tanto un ictus como una fractura o una sepsis”, recalca. Además, desde su área son capaces de funcionar como nexo de unión entre diferentes servicios tanto en Atención Primaria como en hospitalaria. Por todo ello, España debería reconocerles.

Te puede interesar