Opinión

El teatro y el teatrillo

Afirma el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, que si el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lleva a cabo una reforma del sistema de elección del Consejo General del Poder Judicial sin contar con su organización se las tendrá que ver con la Comisión Europea que ya rechazó en su día la intentona de cambiar el sistema de mayorías, de agravada a absoluta, para elegir a los jueces que corresponde a las Cortes cuando plantearon esa posibilidad, para sortear el bloqueo al que el PP tiene sometido el órgano de gobierno de los jueces desde hace más de cinco años.

Sánchez ha planteado que es preciso abordar la renovación del CGPJ como uno de los puntos clave de la regeneración que está dispuesto a abordar tras su inédito periodo de reflexión, lo que para Feijóo ha sido “un teatrillo” para someter esta institución a sus designios sin reconocer que quien lleva haciendo “teatro” con este asunto es el propio PP, con el rosario de excusas esgrimido por sus tres últimos presidentes para no dejar de controlar el órgano de gobierno de los jueces, directamente o por la puerta de atrás. Un teatro que llevó a su negociador judicial, Esteban González Pons, a proponer el arbitraje del hasta ahora comisario europeo de Justicia, Didier Reynders, que dio de plazo para alcanzar el acuerdo hasta finales del mes de abril que al PP no le ha resultado suficiente, pero que oculta que teme la reacción de la derecha mediática y judicial a un posible acuerdo, como ya ha ocurrido.

Como en otras ocasiones, resulta sorprendente la incapacidad del Gobierno de la nación para hacer llegar con nitidez sus planeamientos a los responsables europeos, porque en cuanto a la configuración de los órganos de gobierno de los jueces en los países europeos no hay una regla fija y en algunos casos depende exclusivamente de los gobiernos –y no estamos hablando de Hungría o Polonia- y para señalar que el PP, bajo el argumento de garantizar la independencia de los jueces, su pretensión es mantener un control conservador de la Justicia mediante el procedimiento de que los jueces elijan a los jueces. Si Reynders fijó la hoja de ruta, primero renovar y luego cambiar el sistema de elección, lo sorprendente es que la Unión Europea no afeé la actitud del PP, que cayó en su propia trampa –también lo hizo en la renovación del TC- con su negativa renovar el CGPJ. 

Para que el teatro, un género escénico y literario, -tragedia, drama, comedia, entremés, sainete, vodevil…- pueda desarrollarse es necesario que existan protagonistas. Y estos son los nombres que se han puesto sobre la mesa en las ocasiones en las que el acuerdo se ha rozado con la yema de los dedos y quizá el conocimiento de sus nombres contribuiría a que se supiera a qué tipo de representación se asiste. No se debe jugar con el prestigio de los nominados, pero no ha de olvidarse tampoco que el retraso en la renovación del CGPJ, que tiene prohibido realizar nombramientos en los altos tribunales, también está dejando en el arcén la carrera judicial de muchos magistrados.

Confundir la renovación del CGPJ con un ataque a la independencia de la justicia es una forma interesada de hacer teatro, sin que hasta ahora hayan visto coartada su independencia, de la misma forma que algunos jueces se han podido dejar cautivar por una utilización política de la justicia. Incluso en contra de la jurisprudencia del Supremo.

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