Opinión

El mensaje expandido

No es habitual que un Gobierno salga a la calle a protestar contra sí mismo ni que se convierta en uno de los críticos más severos de su propia gestión. Pero en España, esas cosas pasan. La manifestación del 1 de Mayo al menos en Madrid, ha servido para que, por ejemplo, las vicepresidentas del Gobierno y titulares de las carteras de Trabajo y Economía capitaneen una manifestación reivindicativa que solicita actuaciones que dependen del propio Gobierno del que forman parte, y que exige medidas que solo ellas mismas pueden aspirar a cumplimentar. Las ministras se ponen enérgicamente en contra de su propia tarea y se convierten en las más duras solicitantes de un abanico de exigencias que deben resolver los departamentos de las que son responsables.

Ese entramado ideológico y de mensajería subliminal que tanto y tanto ha aportado a la singularidad del fenómeno Sánchez ha vuelto a actuar

Sin embargo, el tema de moda en el protocolo de exigencias manejado por las personalidades manifestantes está directamente enhebrado con los conceptos  propuestos por el presidente Sánchez a su vuelta del periodo de meditación.

Los gabinetes de pensamiento y filosofía política que asisten al presidente llevaban algunos meses ociosos o al menos, incapaces de urdir un mensaje con la suficiente contundencia para ser elevado a categoría de ordenanza. Ese entramado ideológico y de mensajería subliminal que tanto y tanto ha aportado a la singularidad del fenómeno Sánchez ha vuelto a actuar. Inspirados en el juez que ha tenido la osadía de abrir una investigación en torno a las actividades de la esposa del presidente, y recogiendo la idea seguramente pactada por los ideólogos creativos antes incluso de que el presidente se retirara a meditar, se ha puesto en circulación un nuevo concepto: El de la regeneración democrática.

Los miembros del Ejecutivo han sido adoctrinados y han salido a la calle a propagar el nuevo mensaje y la necesidad de arreglar este siniestro panorama

En él se acusa a la derecha y ultraderecha de idear y expandir bulos groseros, calumnias y mentiras valiéndose de columnistas afines bajo seudónimo y un abanico de mendacidades que los periodistas alientan para acabar con la democracia ayudados por un Consejo General del Poder Judicial secuestrado por la derechona más recalcitrante. Los miembros del Ejecutivo han sido adoctrinados y han salido a la calle a propagar el nuevo mensaje y la necesidad de arreglar este siniestro panorama. El 1 de Mayo es ideal para ello.

Lo que pasa es que mientras tanto, la labor judicial no ha cesado y los procedimientos siguen su curso y acabarán donde acaben. Pero no cuando lo diga Montero sino el magistrado al que corresponda.

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