La diócesis de Ourense tendrá a su primer diácono casado

Religión

Amancio Moure ya recibió la admisión, y se ordenará el mes de mayo

El obispo presidió el rito de admisión, este sábado.
El obispo presidió el rito de admisión, este sábado.

“Mi mujer ha sido un apoyo fundamental en mi decisión de ordenarme”, asegura el ourensano Amancio Moure. En mayo, él será el primer diácono permanente casado de la diócesis de Ourense, después de que este fin de semana recibiese la admisión a las Sagradas Órdenes en una ceremonia presidida por el obispo, Leonardo Lemos. Tras el rito, que se celebró en la capilla de la Casa de Ejercicios del Obispado, Moure está un paso más cerca del diaconado, un grado inferior del sacramento del orden sacerdotal abierto a solteros y casados.

Moure no será el único diácono permanente en Ourense -le precede José María Gómez, que se ordenó en 2019-, pero sí el primero que compaginará su servicio eclesial con su matrimonio. “Ha sido mi mujer quien ha hecho que esto siga adelante, ha sido un soporte fantástico, y es copartícipe de todo”, insiste el futuro diácono. En el caso de los hombres casados, además, la Iglesia exige una autorización firmada de la esposa del postulante para que el proceso pueda culminar. Un requisito “sabio”, sonríe Moure.

Como diácono permanente, el ourensano ejercerá los ministerios de la palabra y del servicio: podrá -entre otras tareas- proclamar el Evangelio y asistir en el altar durante la eucaristía; presidir bautismos, bodas o funerales, y practicar la misericordia. “En Cáritas, en hospitales, en la prisión… teológicamente, el diácono permanente es la imagen sacramental del Cristo siervo, servidor”, asegura.

Un camino largo

En la actualidad, Moure colabora como catequista en su parroquia, María Auxiliadora, y agradece a sus párrocos y a la comunidad el “apoyo” que le han brindado en su proceso vocacional. Cuenta que su decisión es el fruto de un camino largo y madurado.

“Desde pequeño estuve vinculado a la Iglesia, tuve la suerte de crecer rodeado de la fe en mi familia y en la escuela, estudié en Salesianos y en Maristas”, recuerda Moure, y apunta que llegó un momento en que se sintió “interpelado” por la figura de Jesucristo. “Discerniendo, vi que estaba en vigor la figura del diácono permanente, y me planteé la opción, primero solo y luego decidiendo junto a mi mujer”, explica.

Para llegar a donde está ahora, tuvo que prepararse -es necesaria una titulación en Ciencias Religiosas-, y ahora está listo. Además de él y de Gómez, otros dos fieles ourensanos se preparan para ordenarse como diáconos permanentes. “Si alguien se lo está planteando -sea esta o cualquier vocación-, le recomiendo que dé el paso, que se arriesgue, porque tiene mucho más que ganar que aquello que pueda perder”, dice, muy seguro. Y concluye: “Es mi experiencia, seguir a Cristo sí merece la pena”.

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