Estela y Andrea, estanqueras: "Mucha gente va al estanco como rutina"

TABAQUISMO

Trabajadoras de estancos de la ciudad de Ourense explican cuáles son los patrones de los fumadores actuales y cómo las redes sociales pueden incidir en esta problemática

Estela y Andrea, estanqueras
Estela y Andrea, estanqueras

La tradición de los estancos continúa siendo un básico en muchos de los barrios ourensanos. Los clientes son ya habituales y el trasiego es constante en un sector en el que el auge de precios parece no haber menguado el consumo de manera considerable. “Quizás la gente que llevaba el cartón, ahora reduce la cantidad y se lleva solo 3 o 4 cajetillas”, cuenta Estela Blanco, que trabaja en el estanco 007 de Ourense desde hace más de un año. “Es también la cercanía con la gente mayor, que mientras viene a por la cajetilla también te habla y te cuenta sus cosas. Hay mucha gente muy sola que necesita compañía y esta es su rutina”, explica Blanco, quien reconoce que son muchos los mayores que le dicen que quieren dejarlo, pero que no se animan a dar el paso, aunque lo intentan comprando cigarrillos individuales.

Aunque atiende normalmente a un público principalmente adulto, es cierto que ve un repunte en los jóvenes: “Cada vez empiezan antes, pero con el vapeador, que es más fácil que les enganche porque tiene un sabor rico”. Para Blanco, las redes sociales son la principal fuente de esta problemática, en la que incluso algún menor se pasa por el estanco “pidiendo un vaper que eche mucho humo”, recibiendo, es evidente, un no por respuesta. La caída del hábito de fumar no llega a reflejarse en los números del negocio tabaquero, que mientras experimenta la caída de las ventas en cigarrillos, las suma en otras versiones del mismo mal, demostrando que -al menos por el momento- “al estanco en España, todavía le quedan muchos años”.

Contenido patrocinado

stats