Ourense va dejando el tabaco, los exfumadores ya suponen la mayoría

La provincia ourensana es, junto al País Vasco, el territorio con menor consumo de tabaco. El auge de los hábitos saludables ha supuesto la caída de una tendencia que, desde hace décadas, se mantiene a la baja.

El 16% de los ourensanos fuma de manera habitual, frente al 64% de no fumadores y un 2% solo ocasional

Según los últimos datos del Observatorio de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), un 16% de la población ourensana mayor de 15 años fuma a diario, frente a un 17% de exfumadores y un 64% que dice no haber fumado nunca de manera constante. Aunque los hombres de entre 35 y 64 años siguen siendo el perfil habitual de consumidor de tabaco, son cada vez más las mujeres que fuman como hábito, aunque en menor cantidad que el género masculino, acostumbrado a consumir más de una cajetilla cada día.

En este contexto, el envejecimiento de la población ourensana es un factor que contribuye a la reducción del número de fumadores en la provincia, puesto que, al superar los 65 años, comienza un descenso notable entre quienes fumaban habitualmente. Las prescripciones médicas suponen el primer motivo por el que se registran tantos exfumadores, puesto que las enfermedades vinculadas al consumo de tabaco son cada vez más prevalentes. Según advierten desde el servicio de Neumología del CHUO, más de 20.000 ourensanos padecen de EPOC, una enfermedad pulmonar obstructiva que es ya una de las principales causas de mortalidad en la provincia, junto al cáncer de pulmón.

El tabaco es, junto el alcohol, una de las adicciones que aparece de forma más temprana, a los 16 años de media

Lo contrario sucede en el caso de la juventud ourensana, puesto que el tabaco, junto al alcohol, son las sustancias que se prueban de manera más temprana. A los 16 años ya son muchos los jóvenes que han normalizado fumar y que se sienten más atraídos por nuevas variantes del hábito, como son las cachimbas o los vapers, de los que todavía no se conocen los efectos que pueden aparecer a largo plazo, así como el verdadero riesgo que suponen para la salud. Aunque el fumador pasivo continúa muy expuesto a los ambientes con humo, la concienciación generalizada de la sociedad promueve que cada vez sean más los espacios libres de tabaco.

La concepción de fumar como una actividad social, la fácil accesibilidad para conseguirlo y la normalización del consumo, son las principales causas que promueven que el tabaco sea una de las adicciones con mayor prevalencia, a pesar de la caída registrada en los últimos años. Se trata, además, de una tendencia que acusa, en mayor medida, a quienes poseen unas economías más precarias. Conforme mayor sean los sueldos que entran en la unidad doméstica, menor será el número de fumadores. Esto significa que, la gran base de consumidores actuales, parte de hogares en los que las remuneraciones no superan nunca los 1.100 euros al mes, llegando incluso a estar muy por debajo del sueldo mínimo.

No obstante, el mercado del tabaco continúa al alza, con unos precios cada vez más encarecidos y un consumo que, aunque se reduce en los cigarrillos convencionales, se compensa con otras alternativas más novedosas. Solo en Ourense, por cada 100.000 habitantes, se gastan más de 26 millones de euros en la compra de cigarrillos, cigarros, papel de liar y pipa.