Opinión

Portugal, un ejemplo a seguir

Portugal acaba de ponernos más fácil, y más económico, el acceder a sus preciosos municipios, tanto de interior como de costa. Y es que hace unos días el Parlamento portugués ha aprobado la eliminación de los peajes en diversas autopistas. A partir del 1 de enero de 2025, una decena de autopistas portuguesas con peaje pasarán a ser gratis, incluidas tanto la A-24 (Chaves-Viseu), desde la frontera con Feces de Abaixo (Verín), como la A-28, autopista que conecta Valença do Minho con Oporto a través de Viana do Castelo. 

Pero hay más: un informe de la organización International Living pone a un municipio portugués como el mejor lugar de Europa para invertir en una vivienda. Se trata de Caminha, localidad situada a lo largo de la desembocadura del río Miño, con unas fabulosas playas y a 15 minutos de la frontera con España. Enclave que conozco bien, y totalmente recomendable. Y no hablemos del tremendo ejemplo de rehabilitación de la ciudad de Oporto. Ejemplo a seguir para cualquier administración u organismo público o privado que pretenda recuperar su patrimonio arquitectónico con una simplificación administrativa que me produce envidia sana. 

Y puestos a meter el dedo en el ojo, pues voy a comentar, sintéticamente, su política de bajo coste de suelo empresarial e industrial. El norte de Portugal (únicamente voy a analizar el área norte que linda con Galicia hasta Matosinhos) capitaliza la inversión en áreas industriales con la captación de empresas foráneas de automoción, logística, textil, o de salud, principalmente. Precios del suelo de derribo, agilidad administrativa, desburocratización, bajos costes laborales y fiscales son los principales reclamos que derivan en la deslocalización de empresas gallegas y sobre todo del sur de Galicia. Áreas empresariales ultraconectadas y con precios medios que rondan los 25 euros el metro cuadrado, beneficios fiscales para las empresas y una buena canalización de los fondos europeos están provocando que prácticamente se agote el poco suelo existente. Mientras, en Galicia tenemos que mejorar y mucho en estas cuestiones. No tenemos suelo a precio competitivo. Derivado entre otras cosas, de un desajuste entre oferta y demanda. La implantación de nuevas empresas se ve sometida a un galimatías jurídico-administrativo-normativo con plazos desesperantes que superan los 20 meses en muchos casos. 

Las alternativas pasan por apostar por la especialización de los parques empresariales, sin dejar de lado el modelo de polígono transversal, que también es necesario. Los parques sectoriales permiten aprovechar sinergias entre empresas de un mismo ámbito de producción, generándose ventajas en materia de logística. Se debe abaratar más los precios del suelo, ya que si el promotor es una administración pública no tiene por qué conllevar un incremento del precio que se paga, al ser una actuación de interés público con mecanismos para defender un precio justo que garantice la viabilidad económica del proyecto, aunque hasta ahora no ha sido así. 

Pero también es vital que se apueste por mejorar las dotaciones y los servicios de los parques empresariales en funcionamiento. Actualmente, en algunos polígonos industriales el suelo dotacional se encuentra vacío e infrautilizado, cuando necesitamos aulas de formación, guarderías y dotaciones, e impulsar decididamente la construcción de los accesos, siendo también necesaria la mejora de la movilidad de personas entre los centros de residencia y las áreas de trabajo. Es decir, el transporte metropolitano. 

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