Fusión bancaria e incertidumbre

La fusión entre el BBVA y el Sabadell sigue siendo uno de los temas más candentes del panorama financiero. Sin embargo, lo que inicialmente parecía un proceso con plazos ajustados se está prolongando debido a los análisis que lleva a cabo la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). A pesar del optimismo del BBVA, que preveía una resolución rápida, la realidad apunta a que no habrá novedades significativas hasta la primavera. El Banco Central Europeo ya notificó al BBVA que no se opone a la oferta pública de adquisición (opa) sobre el Sabadell, pero esta entidad tiene otros apoyos políticos, tanto en Cataluña como en Madrid.

La batalla entre BBVA y Sabadell se ha trasladado también al mercado bursátil

La CNMC recaba la opinión de sindicatos, patronales, competidores y asociaciones de usuarios antes de emitir su dictamen. Además, el Gobierno, que ha manifestado su oposición a la fusión, podría endurecer las condiciones. Este escenario complica aún más la situación para el BBVA, que enfrenta una incertidumbre regulatoria creciente ante un Sabadell sobreprotegido. La sensación en el mercado es que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) esperará el pronunciamiento de la CNMC antes de validar el folleto de la opa.

La batalla entre BBVA y Sabadell se ha trasladado también al mercado bursátil. Las acciones de ambas entidades muestran una correlación del 93%, lo cual refleja el alto grado de interdependencia en sus cotizaciones. La volatilidad ha aumentado en el tramo final de 2024 y principios de 2025, con ambos bancos situándose entre los mejores valores del Ibex. Sabadell ha subido un 31%, mientras que BBVA se ha revalorizado un 26%, demostrando el fuerte interés de los inversores en esta operación.

A pesar de la incertidumbre regulatoria, el BBVA sigue demostrando su fortaleza financiera. Con un beneficio neto superior a los 10.000 millones de euros en 2024, la entidad vasca ha reforzado su atractivo para los inversores. Su rentabilidad alcanza el 19,7% y ha aprobado una recompra de acciones por casi 1.000 millones, elevando a 5.000 millones el total distribuido a los accionistas. Esta estrategia busca consolidar la confianza en su modelo de negocio y disipar dudas sobre la viabilidad de la fusión.

Por su parte, el Sabadell no se ha quedado de brazos cruzados. El banco catalán ha registrado su mayor beneficio histórico y ha desplegado una estrategia de resistencia frente a la opa del BBVA. En los últimos dos años, ha distribuido 3.300 millones en dividendos y ha blindado a su alta dirección para protegerse ante un posible cambio de control. La entidad considera que la oferta del BBVA infravalora su valor real y ha pedido a sus accionistas que no se dejen llevar por los cantos de sirena.

Ante la oposición política y la incertidumbre regulatoria, el BBVA podría estar barajando una estrategia alternativa: mantener ambas entidades separadas, pero bajo su control. Este modelo permitiría reducir el rechazo social y político, evitar obstáculos regulatorios y beneficiarse de la sinergia operativa sin asumir los costes de una integración total. Sin embargo, esta solución también presenta desafíos. La estructura de costes podría verse afectada si ambas entidades siguen operando de manera independiente. La clave estará en evaluar si una opa sin fusión puede garantizar los beneficios esperados sin comprometer la eficiencia y rentabilidad del BBVA.

@J_L_Gomez