La teoría de la transpiración

Publicado: 07 nov 2007 - 01:00 Actualizado: 10 feb 2014 - 23:59

El

consejero de Rupert Murdoch, escritor, polifacético hombre de negocios y otrora presidente del Gobierno de

España, insiste dos años después en su

convicción de que quienes idearon el 11M no están en desiertos remotos ni en montañas lejanas. En

el fondo tiene razón: quienes idearon la

mayor matanza terrorista de nuestra historia están enterrados o en la cárcel. Pero Aznar no va

por ahí. Quien hipotecó su credibilidad

dándonos la palabra de que en Irak había armas de destrucción masiva, decide ahora mantener viva

la llama de la teoría de la

conspiración, en contra de la verdad judicial, sin aportar un solo dato que avale su tesis. El no lo

necesita.<o:p></o:p>

Aprovecha Aznar la ocasión que le brinda la

promoción de su nuevo libro para seguir

sembrando cizaña sobre el asunto y para poner en tela de juicio la idoneidad del actual

presidente de Gobierno de quien ha dicho

que no reúne las condiciones necesarias para serlo'.<o:p></o:p>

Un pensamiento que debe hacer extensivo a

quien señaló como sucesor en su propio

partido. Porque si la falta de respeto institucional por Zapatero está más que acreditada a estas

alturas, el desprecio por la autoridad

de Rajoy comienza a ser más que evidente. Y cuando éste pretende corregir el rumbo que ha mantenido el

PP respecto a la teoría de la

conspiración, intentando desmarcarse sin que se noten mucho las vergüenzas, Aznar no se siente

concernido ni obligado a seguir la pauta.<o:p></o:p>

Sorprende que la dirección del PP no perciba

la jugada. Y si la percibe, sorprende

que no tenga la valentía ni la autoridad suficientes como para llamar al orden al

díscolo Aznar. Por lo menos, con la

misma severidad que ha aplicado a los dos diputados que el pasado fin de semana manifestaron la necesidad

de ir soltando lastre y mirar

definitivamente al futuro. O con la misma contundencia que Acebes aplicó a Josep Piqué cuando advirtió en

su día de los riesgos que corría el PP

si permanecía en el fango de la teoría de la conspiración.<o:p></o:p>

Que

Aznar rezuma rencor, resentimiento y rabia ya se sabía. Lo ha ido pregonando en estos últimos años por los

cuatro puntos cardinales del planeta.

Ahora sólo falta saber si Rajoy va a permitir que su transpiración acabe empapándolo

definitivamente. <o:p></o:p>

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