Opinión

Subiendo cada día

Lo tengo muy claro. Un síntoma de la inteligencia de las personas yo lo cifro en su lucha por ir a más siempre. Muchas veces he citado aquí aquella frase que está a la entrada de un salón de actos de un colegio coruñés y que a mí, desde muy niño, siempre me impresionó y por ello, al dar clase, en la primera, se lo ponía en la pizarra. La frase se resume en tres letras, como me habrán leído aquí muchas veces: M.A.S. Y les pedía siempre que la escribieran en la portada de sus cuadernos y que siempre la tuviesen muy presente. Las tres letras son las iniciales de una frase latina para mi muy querida: “M” (memento, acuérdate), “A” (ascendere, de subir), “S” (semper, siempre). Pues ese es el resumen del que quisiera hablar hoy antes de poner aquí el próximo domingo la “anécdota” de los murciélagos.

Y la frase tiene enjundia porque debiera ser el lema para mayores y pequeños. Todos, sin excepción, estamos llamados a luchar, esforzarnos e ir a más siempre. Estancarse postrados viendo pasar el tiempo es una postura nefasta y triste para las familias, los jóvenes y, en definitiva, para todos cuantos nos movemos en esta vida. 

Recuerdo muy bien a un alumno que tenía un principio totalmente errado. En cuanto le ponían un examen leía las preguntas y veía las que sabía responder bien y, en cuanto él juzgaba que ya le llegaba para aprobar, entregaba el examen y así se conformaba con un 5 y nada más quería. Le interesaba únicamente aprobar. Era una mente privilegiada y en más de una ocasión por este “su” sistema le corregí severamente. Y en la posteridad pagó con creces el sistema que empleaba. No pudo estudiar la carrera que quería porque la nota, por su “cabezonería”, le era insuficiente para estudiar. Así, ahora está trabajando de administrativo en un país europeo cuando hubiese podido estudiar en la universidad e, incluso, lo tengo claro, hubiese sido un buen catedrático.

Este ejemplo que traigo aquí hoy es muy significativo, ya que nos movemos en un mundo en el que la ley del mínimo esfuerzo es la que privilegia a más de uno, que prefieren el deporte, la música o pasarlo bien con los amigos postergando el esfuerzo que deben poner ya desde primaria. Así les luce el pelo a más de uno y en ello también algunos padres tienen su culpa, ya que les es difícil prohibir internet y los teléfonos durante muchas horas en el día. Así vemos cómo están atados algunos a toda esa clase de artilugios en vez de aprovechar el tiempo… y tratar de ir a “MAS” siempre.

Hoy se llama fracaso escolar cuando en realidad el fracaso viene de la falta de esfuerzo y constancia. Y nada vale acudir a santa Bárbara sólo cuando llueve. Debieran pensar que en el esfuerzo nunca debe haber tiempo para desfallecer. Conozco, frente a cuanto dejo escrito hoy, algunos ejemplos contundentes de personas que luchando desde la nada y sin recursos familiares han llegado a altas cotas de la sociedad. Eso sí, son un continuo y constante esfuerzo porque también es verdad que hay tiempo para todo si sabemos organizarnos y cumplir un plan de vida imprescindible. 

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