Opinión

"Y tú más"

Realmente la impresión que muchos tenemos es que los jaleos políticos que llegan al pueblo en general acabarán mancillando la democracia que tras una larga dictadura hemos conseguido con esfuerzo y la generosidad de los políticos de entonces. De aquella categoría política parece que hoy en gran parte carecemos. Basta abrir cualquier medio de comunicación para descubrir que el dicho célebre de “y tú más” está muy presente en nuestra vida política. De un lado y otro llueven insultos improcedentes y da la impresión de que todos buscan jaleos del contrario para encubrir los suyos propios. 

Siguen presentes y en los tribunales. Siguen presentes mientras “la casa sigue sin barrer”, notables “casos”. Comprueben y deduzcan: casos como “Gürtel¨, “Koldo”, el aterrizaje en Barajas de una ministra venezolana, los jaleos del novio de la presidenta madrileña, los enfrentamientos parlamentarios con el ministro Grande Marlaska, los entresijos financieros de la esposa del presidente del Gobierno, los enfrentamientos del Gobierno con el presidente de Castilla-La Mancha… ¿hace falta más? La lista es interminable y tanto ustedes como yo podemos aumentarla, lo dejo a su voluntad añadiendo los interminables jaleos municipales en una lista también interminable… Todo ello desde la idea del “y tú más”. Al menos esa es la impresión.

Por otra parte, es muy difícil comprender los mutuos insultos y los improcedentes insultos de un lado y otro en la Carrera de San Jerónimo. Es la triste realidad mientras falta el justo y equilibrado reparto de los fondos públicos y la solución a muchos problemas de la sociedad española. Y para muestra, la agricultura y las tractoradas que recorren carreteras y ciudades españolas. Faltan por resolver muchos problemas mientras “sus señorías” se dedican a insultarse unos a otros. Y nunca olvidamos el problema de la ganadería entre otros, como son la luz y los combustibles.

Falta también por ajustar el estado de las autonomías y una norma justa a la hora del reparto de fondos. Nada digamos del problema catalán, que para muchos es cuestión de votos para conservar en su mansión de la Moncloa a su actual morador. Y, siendo realistas, podemos llegar a la conclusión de que la mayoría de estos jaleos son debidos a un desmesurado deseo de votos para conservar los escaños. ¿Ustedes creen que es por bien del pueblo que los elige? Porque toda esta serie de “enfrentamientos” verbales vienen provocados, en el fondo, por causas bien ajenas al bien común, por mucho que algunos defiendan lo contrario. Porque la democracia debe primar el diálogo, el buen sentido, la paz y la concordia, entre otras virtudes. Y a ello deben contribuir los políticos con posturas coherentes, sensatas y sobre todo ajenas a espeluznantes posturas faltas de entendimiento.

Esa es la palabra: el mutuo entendimiento y consenso que sea capaz de ser la base de una paz social duradera. Por el camino que llevan ciertos debates y multitud de rifirrafes, a lo único que conducen es a mancillar la democracia y abocarla a su desaparición. Después, si llegan gobiernos dictatoriales el personal añorará la cordura y la democracia verdadera. Vivimos en un momento de añoranzas. Aquel momento de la Transición a muchos nos trae a la memoria una pléyade de políticos de antaño que fueron todo un ejemplo. Ya vemos cómo fueron capaces de disolver el Consejo General del Movimiento porque eran conscientes de esa necesidad. Aquellos políticos de entonces y su estilo, muchos los echamos de menos: Felipe González, Anguita, Fraga, Carrillo y otros más que hoy están retirados o ya no están con nosotros.

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