Opinión

Pececito

Desde la retransmisión de la tragedia de las niñas de Alcasser a la proliferación de las plataformas de televisión digital, la cosa no ha hecho sino empeorar, haciendo de los sucesos más oscuros de la España negra motivo de documentales que reviven espectacularizados con una doble finalidad mantener el morbo y lucrarse con la desgracia ajenas, a veces con el beneplácito de víctimas y victimarios. Hay, sin embargo, quienes están decididos a mantener la dignidad y a llevar el dolor y el luto al margen de componendas. Es el caso de Patricia Ramírez, la madre del niño Gabriel Cruz, “El Pescaíto”, asesinado por la nueva pareja de su padre, que se niega a que la muerte de su hijo sea objeto de una serie televisiva. La cuestión es saber que aportan estos formatos al caso, más allá del “revival” de una situación muy dolorosa para la familia del niño.

Te puede interesar