OUFF29 | Bird, realismo punk

Publicado: 04 oct 2024 - 07:39 Actualizado: 04 oct 2024 - 13:01

Hay algo en “Bird” (pájaro) que te hace volar desde la butaca. El espectador se pone en cuclillas sobre el asiento y despliega las alas para adentrarse en una casa okupada de la vieja Inglaterra. Entre pieles y paredes tatuadas con lemas del tipo “Cameron, jódete”, Bailey tiene la primera regla a los 12 años mientras su joven padre solo está pendiente de organizar una fiesta de boda que supuestamente financiará con droga. En fin, cosas de la vida que vemos todos los días dentro y fuera de los juzgados de Ourense solo que con menos paredes y tabiques de lo normal y bastante más cochambre alrededor. Y dentro de ese ambiente aparentemente degradante, en la ribera de la violencia y la desesperanza, la película dirigida por la británica Andrea Arnold te toca la fibra. Un torrente de emociones surge a vista de pájaro, como las gaviotas y los cuervos que sobrevuelan la barriada, síntoma de la cercanía del mar y de una oferta inmobiliaria en descomposición.

Llama la atención que Bailey, una niña-mujer obligada a madurar a toda caña, utiliza el teléfono móvil como arma defensiva en cualquier situación hostil: ella graba y amenaza con subir el vídeo a la red con un solo click, sabedora de que en segundos alertará a la policía, a los medios de comunicación o se hará viral. La propia película parece filmada a la manera de un gran reel de Instagram, como si la cámara de tu móvil siguiera permanentemente a la protagonista.

Nadie ha abordado el realismo social en el cine como los británicos. ¿Qué hubiera sido del director Ken Loach sin la demolición social practicada por los gobiernos liberales? “Privaticemos el funeral de Margaret Thatcher, saquémoslo a concurso público y aceptemos la oferta más barata. Es lo que ella habría querido”, dijo tras la muerte de la Dama de Hierro. ¿Cómo se hubiera rodado “Tocando el viento” o “Full Monthy” sin los cierres de minas y fábricas en el Reino Unido? De todo ello y mucho más resulta heredera esta, a veces, tragicomedia punk en la que la directora propone arriesgada o fallidamente -según gustos- una fusión entre el realismo social y el mágico, encarnado éste por un hombre pájaro protector, un tipo que no tiene media leche pero que pega como Supermán. (PD: la sala del Ponte Vella está casi llena el lunes a las cinco de la tarde para ver “Bird”: ¿quién se resiste a una buena propuesta con un buen precio (3 euros)?, ¿de verdad que el cine no tiene futuro?).

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