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La amenaza de la sequía arrecia en Ourense, que, como otras partes de España, ya ha encendido las alarmas por la escasez de lluvia. A estas alturas del año, ha llovido un 50% menos, los ríos bajan con un 86% menos del caudal esperable en estas fechas y las administraciones dicen estar “vigilantes” e incluso “preocupadas” por la sequía prolongada, ya que sus previsiones apuntan a un febrero también seco. La Xunta declaró ayer la prealerta en la cuenca Galicia-Costa -la que es de su competencia- y advirtió de su preocupación por la situación en la demarcación hidrográfica Miño-Sil, la ourensana, y que gestiona el Gobierno central, “polas posibles consecuencias para os cidadáns da falta de choivas sumada ao baleirado dos encoros permitido o pasado verán”.
Precisamente, la Confederación Hidrográfica Miño-Sil (CHMS) aseguró estar “vigilante” a través del Centro de Control de Cuenca. El organismo estatal no descarta tomar medidas si la situación se mantiene, constituyendo una Oficina Técnica de la Sequía, como ya hizo en 2017 y 2012, y, como recoge el plan aprobado en 2018, pedir a los concellos ue tomen medidas, restringiendo usos no prioritarios de la población. Tanto todo el sistema hídrico del Limia como el del Támega están ya sequía prolongada, en este último caso como recoge la Confederación del Duero, que gestiona los ríos en la comarca de Monterrei.
Según los datos de la Oficina de Planificación Hidrológica de la CHMS, la precipitación acumulada en la provincia desde octubre (inicio del año hidrológico) es un 49% inferior a lo normal y, además, las previsiones apuntan a que febrero “continuará seco”, algo en lo que coincide Meteogalicia, que prevé una escasez de agua este invierno por la influencia del fenómeno “La Niña”, que perturba los ciclos de precipitaciones, temperaturas y otros patrones climáticos.
Tanto octubre como noviembre de 2021 y enero de 2022 fueron secos, lo que ha causado que las reservas hídricas estén mermando a pasos agigantados. De hecho, los embalses están al 50,33% de su capacidad, frente al 71,5% de media en esta época. Pero la peor cara se la llevan los ríos, cuyo caudal está un 85,8% por debajo de la media histórica. Es especialmente bajo en el río Limia en Xinzo, el Avia en Leiro, el Miño en Ourense y el Arnoia en Pontefreixo.
La Consellería de Infraestruturas e Mobilidade declaró ayer la prealerta por sequía en 12 de los 19 sistemas de la demarcación Galicia-Costa, aunque la titular de este departamento, Ethel Vázquez, subrayó que el abastecimiento está “garantizado” tanto en las zonas en las que depende de embalses (su nivel de agua almacenado está en indicadores normales, salvo en la demarcación Miño-Sil) como en las que se nutre de caudales circulantes, si bien estas son el escalón “más vulnerable” si no mejora la situación.
La Xunta opta por declarar la prealerta en 12 de los 19 sistemas de Galicia-Costa (desde el Río Verdugo, Ría de Vigo y Ría de Baiona hasta el Río Mandeo y Ría de Betanzos, exceptuando la zona más norte de Ferrol y A Mariña) tras detectar “dos anomalías claras” en lo que respecta a los niveles de precipitación y los caudales circulantes. Además, el indicador de la predicción meteorológica tampoco es favorable, puesto que augura la “presencia continua de anticiclones y déficit de lluvia” en las próximas semanas, según ha verbalizado Vázquez.
En esta coyuntura, la Xunta incide en la relevancia de compartir información y concienciar en el consumo responsable de agua a los ciudadanos. Pero también han llevado el foco a los concellos, a los que han sugerido que pueden reforzar con bandos el papel concienciador y trabajar para optimizar el control de fugas (recomendación que Gutiérrez ha extendido a las comunidades de vecinos). Una vez declarada a prealerta, la Xunta convocará la próxima semana la Oficina Técnica da Seca para realizar “un seguimiento continuo y coordinado” de la situación junto con Protección Civil, Meteogalicia y la Consellería de Medio Rural.
La Xunta declara la prealerta por sequía en Galicia-Costa por unas precipitaciones un 64% inferiores en enero a la serie histórica y un caudal medio un 43%por debajo del promedio de los últimos 10 años.
En la cuenca Miño-Sil el panorama parece mucho más desolador, ya que las lluvias registradas en enero fueron un 69% menores que la serie histórica para ese mes y el caudal de los ríos está un 86% por debajo de lo normal. Cifras similares han provocado también restricciones en Portugal, donde han impuesto restricciones a la producción hidroeléctrica en cinco embalses, como el de Lindoso.
Las reservas de agua han vuelto a caer hasta el 44,8% en España, 15 puntos por debajo de la media. El sector agrario se encuentra en estado de alarma ante el que es ya el segundo peor año hidrológico en este siglo. La situación más dramática está en las cuencas de la mitad sur, al 30% de su capacidad.
Extremadura solicitaba ayer al Gobierno un decreto de “medidas concretas y urgentes”, mientras Castilla-La Mancha pedía calma: “Es pronto para alarmas”. Se salva de la escasez parte del norte, salvo Castilla y León, Galicia y Cataluña, donde el uso de agua para riego ya ha comenzado a restringirse.
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