Opinión

Diputadas y diputados

El Congreso dejará de denominarse “de los Diputados” con la finalidad de adaptarse al “lenguaje inclusivo”, pues el PSOE y Sumar han establecido un acuerdo “para eliminar el masculino genérico e incluir términos neutros con el objetivo de erradicar las expresiones sexistas” y revisará su Reglamento para acomodarse a la nueva fórmula. Dicha propuesta de modificación presentada ha recibido el visto bueno de dichas formaciones, de la mayoría del hemiciclo, exceptuando PP y Vox, que votaron en contra.

Tanto el Partido Popular como Vox alegaron “criterios filológicos” y se han dirigido a la Real Academia Española (RAE) para justificar dicha decisión. La remodelación acordada entre PSOE y Sumar pretende una redacción que “no invisibilice las contribuciones parlamentarias de las diputadas” y que no aparezcan como “figuras subalternas o subordinas” a los homólogos masculinos. En este sentido, el Hemiciclo anuncia que recurrirá a fórmulas lo más amplias posibles “y evitará el masculino genérico en los textos”. Quiere decir que términos como “presidente” o “vicepresidente” serán sustituidos por “presidencia” y “vicepresidencia”; mientras que el término “secretario” cambiará al neutro “secretaría”.

Es curioso, por ejemplo, que el Gobierno argentino de Javier Milei hubiese prohibido el lenguaje inclusivo y la perspectiva de género en la Administración pública nacional, medida que ya había tomado el Ministerio de Defensa, por su uso como “negocio de la política”, según confirmaron fuentes oficiales. El objetivo ha sido eliminar “formas incorrectas del lenguaje que pueden generar una interpretación errónea de lo que se desee disponer, afectando la ejecución de órdenes y el desarrollo de las operaciones militares”.

Así pues, mientras el Gobierno “de la Plata” decidió que se el lenguaje inclusivo se mantuviese, el equipo de Pedro Sánchez, arropado por el resto del equipo con el que comparte gobierno, esto es Sumar, ya había acordado en febrero, en la Mesa del Congreso, una serie de recomendaciones sobre dicho lenguaje, de manera que se tuviese en cuenta en los documentos de la Cámara Baja -que por cierto, en ese momento había recibido el apoyo de los populares-, mientras la RAE había reaccionado criticando “los intentos de acabar con el uso del masculino genérico porque podía acrecentar la distancia con el mundo real”.

Dicho así, la regularización lingüística ha debatido su empleo en diversas ocasiones e incluso, en el caso de los hispanohablantes, la Real Academia Española había especificado en su “Informe sobre el lenguaje inclusivo y cuestiones conexas”, editado en 2020, que “el uso de simbologías es innecesario”. Quiere ello decir que a lo que dicta la RAE, el Gobierno español sencillamente le sonríe, pero hace caso omiso de sus consejos, pues aquí lo que interesa es lo que acuerda el Gobierno, que al parecer no tiene al día su opinión y, por lo tanto, ni siquiera se atiene a sus conclusiones, tal y como consta en los informes emitidos.

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