En el discurso pronunciado durante la solemne apertura de la duodécima legislatura en Galicia el presidente del Parlamento, Miguel Santalices, ensalzó la “vía galega” y la “política útil de un lugar inhóspito a populismos extremistas frente a teorías importadas”. La forma y el tono mostrados por la nacionalista Ana Pontón y el socialista José Ramón Gómez Besteiro días antes, durante el debate de investidura del popular Alfonso Rueda como presidente de la Xunta, confirmaban la impresión del presidente de la Cámara. En esa sesión la crítica en el turno de réplica de Alberto Pazos, portavoz del Grupo Popular, a Ana Pontón chirrió, incluso en el tímpano de algún compañero de filas, conscientes de que contaban con mayoría absoluta y no era momento de atizar a la jefa del principal partido de la oposición.
Miguel Santalices, ensalzó la “vía galega” y la “política útil de un lugar inhóspito a populismos extremistas frente a teorías importadas”
El detalle no pasó desapercibido entre informadores con unas cuantas investiduras anotadas en sus libretas o registradas con sus cámaras. “La cortesía parlamentaria es posible porque el BNG y el PSdeG no se sientan en la bancada del Gobierno. Si el PPdeG estuviese en la oposición, habría que ver si se comportaría de la misma manera o tendríamos una repetición de la legislatura del bipartito”, se comentó con sordina para no torpedear la posibilidad de que las iniciativas de país salgan de la Cámara con un amplio respaldo para ser defendidas en Madrid.
La “vía galega” para hacer política ya hace agua y la legislatura casi no ha salido de la orilla
La “vía galega” para hacer política ya hace agua y la legislatura casi no ha salido de la orilla. La pausa de Pedro Sánchez para reflexionar durante cinco días “si merece la pena” continuar en la presidencia del Gobierno y exponer a su mujer a denuncias con falsedades, como la de Manos Limpias admitida por un juez, ha acalambrado política. La descarga llega al Atlántico. Mientras la alcaldesa de A Coruña, Inés Rey, calificaba la valoración de Núñez Feijóo de “mezquina y prueba de la degradación política”, y Carmela Silva, presidenta del PSdeG, exigía a Rueda que rechace el “vergonzoso argumentario del PP”, la Diputación de Pontevedra, con mayoría popular, reprobaba a Sánchez por decir en marzo que Feijóo no llegaría en el PSOE “ni a concejal de pueblo” y Pazos ironizaba sobre la “mandíbula de cristal” de los socialistas. Vía muerta.
