Comer y beber son necesidades fisiológicas pero también dos actividades que van asociadas a cualquier fiesta de las que se celebra este verano en Galicia. Solo en julio son más de setecientas, 85 son gastronómicas. El menú es completísimo: percebes, cigalas, navajas, almejas, mejillones, langostinos y langosta; pulpo, solla, sardinas, empanadas, callos, pollo, chuletones, cordero y bica.
La gastronomía es una de las grandes escusas para celebrar una fiesta en Galicia y con la llegada del mes de julio se puede decir que no hay día sin fiesta ni fiesta sin mesa bien provista. Según el buscador de fiestas de Páxinas Galegas, que es el mejor documentado que existe en internet, en Galicia se celebrarán más de setecientas fiestas a lo largo del mes de julio. 85 de ellas están catalogadas como gastronómicas, es decir que su protagonista es un plato o un producto.
Al margen de las estrictamente gastronómicas, el resto no se conciben sin su comida popular, como tampoco una romería sin su complemento gastronómico. Y eso vale también para las rapas das bestas en las que, aunque se celebren en medio del monte, nunca faltará una pulpeira y un restaurante de campaña con su parrilla para el churrasco en el que espectadores y caballistas acaban compartiendo mesa.
San Cristóbal, San Benito, la Virgen del Carmen, el Apóstol Santiago, Santa Cristina, San Joaquín y Santa Ana, Santa Marta y el resto de sus compañeros del santoral de julio, mantienen la música de las verbenas a plena potencia, las brasas encendidas para dorar las sardinas y el chisquero prendido para lanzar las bombas de palenque antes de la procesión y los fuegos artificiales cuando llega la noche y el cielo se viste de colores.
Pero volviendo a las fiestas gastronómicas. Julio demuestra que el refrán que dice que los mejores meses para comer marisco se escriben con R no tiene mucho fundamento. Es cierto. La centolla gallega se encuentra en veda. Pero no la asturiana ni la de importación, generalmente francesa, aunque es cierto que flojea un poco con respecto a los meses de invierno. Sin embargo arranca la temporada de la nécora que vuelve a las lonjas el 1 de julio. El bogavante se encuentra en su mejor momento, incluso es más barato que en invierno.
Y ya en materia festiva, veremos pasar por el calendario de julio la fiesta de la langosta en A Guarda, el primer fin de semana, al igual que la que se dedica al percebe del Roncudo en Corme, la cigala, que antes celebraba su fiesta en Marín, emigró a Vigo donde se degustará el segundo fin de semana del mes. Luego llega el tiempo de la vieira en Cambados, el langostino en Ares, las navajas en a Illa de Arousa y de nuevo percebes en Aguiño ya el último fin de semana del mes.
Carne o pescado
Antes de elegir entre carne o pescado, hay un ingrediente que no falta en ninguna fiesta y que tiene la suya propia: el pan de Cea, con su comida popular en el campo de La Saleta el primer domingo de julio. Cea es la cuna del primer pan europeo con sello de origen y es compañero presente en otras muchas fiestas.
El mar domina gastronómicamente en las fiestas de julio. No solo por los mariscos que hemos señalado. También por otros productos como la solla, el pulpo, pez espada, merluza y sardinas. La primera es la de la solla, un pez plano de mar que se adentra por aguas salobres en las desembocaduras de ríos como el Miño y el Ulla. Es precisamente en este río, en Catoira, donde tiene lugar esta veterana celebración, aunque en la edición de 2023 tuvieron que cambiar el menú y sustituir la solla por rodaballo a falta de materia prima suficiente.
El pulpo está presente todo el año y en todas las fiestas pero, además de la fiesta más popular e internacional de cuantas se le dedican, que es la de O Carballiño en agosto, en julio está de fiesta y declarada de interés turístico gallego, en Mugardos. El sábado 13 de julio es una buena ocasión para degustar el pulpo a la mugardesa, un guiso en el que una vez cocido, se incorpora el pulpo con patatas, cebolla, pimiento, tomate, ajo y laurel.
Y ya que nos movemos por tierras del norte, de la costa ferrolana pasamos de Mugardos a Narón, la patria del pimiento del Couto, uno de los cinco gallegos con sello de indicación geográfica protegida. El pimiento del Couto es una variante del de Herbón, pero con la particularidad de que nunca pica. La selección llevada a cabo durante siglos, descartando ejemplares picantes ha dado este resultado. Un pimiento sabroso, cien por cien dulce.
Este año no se celebra la fiesta de la Merluza del Pincho de Celeiro, que es una de las citas gastronómicas declaradas de interés turístico gallego de este mes.
Las sardinas, que tienen su fiesta popular más tradicional en la Carballeira de A Guía, en Vigo, están presentes, al igual que el churrasco en prácticamente todas las romerías, ferias y fiestas del verano.
Otro de los platos recurrentes que se repite por prácticamente toda la geografía gallega son los callos. A pesar de tratarse de un potaje contundente, hay más de media docena de fiestas de los callos a lo largo del mes de julio y otras tantas en agosto. Las más destacadas se celebran en Vimianzo, Meis, Guitiriz y Caldas de Reis.
La parrilla es, de todas las técnicas la más socorrida en las fiestas gastronómicas de julio. Además de su uso para la preparación de los asados y churrascos que se esparcen por todo el territorio, hay añadir alguna fiesta dedicada al pollo a la brasa como la que se organiza y se celebra a la sombra de una carballeira en la parroquia lalinense de Barcia. Pero la combinación de carne y brasa tiene sus dos mejores fiestas del mes de julio en las provincias de Ourense y Pontevedra.
La primera de ellas es la del Chuletón de Garabás, un auténtico espectáculo gastronómico orquestado por una treintena de vecinos de esta localidad del municipio de Maside que se ocupan de toda la intendencia y atienden las parrillas en las que se preparan los chuletones de ternera de buen tamaño, 650 gramos, acompañados por patatas fritas y pimientos asados. La fiesta llegará el próximo 25 de julio a su vigésimo cuarta edición y un creciente número de asistentes que llegan de toda Galicia, especialmente de las provincias de Ourense y Pontevedra.
Trives celebra el último sábado de julio la fiesta de su bica, un clásico dulce de montaña que hace más de cincuenta años que celebra esta fiesta, declarada de interés gallego. Y el colofón al calendario gastronómico de julio lo pone la Festa do Carneiro ao Espeto que se celebra en Moraña el último domingo del mes. Lo que comenzó como una fiesta popular, una romería a la sombra de la carballeira de Santa Lucía con unos cientos de personas, ahora ya reune a miles y se requiere mucha antelación para conseguir una mesa. Las reservas se hacen por lotes para veinte personas por un precio de 400 euros que incluye un carnero, asado al espeto de 12 a 14 kilos de peso; una empanada de zorza, otra de bacalao con pasas, 12 botellas de vino y otras tantas de agua, una botella con la salsa “ajilismójilis”, para aderezar la carne si se quiere, así como café y aguardiente. El fuego se enciende al amanecer, con leña de roble y cuando las brasas se encuentran en su punto, se plantan los espetos con los carneros abiertos, donde se irán asando lentamente, entre seis y siete horas hasta encontrarse en su punto. La paciencia es el principal ingrediente de estos corderos asados al más puro estilo pampero.
Vinos
Dos citas vitivinícolas tradicionales se descolgaron del calendario. La del vino de Valdeorras, que se adelantó de su tradicional celebración en el segundo fin de semana de julio, al primero de junio, y la de la Tinta Femia de Cela, en Bueu que fue suspendida en esta edición que habría sido la décimo novena. Sí se mantienen el Festival del Vino de la Ribeira Sacra en Monforte de Lemos el primer fin de semana de julio y el del vino del Rosal, en el municipio de O Rosal, el tercero.
