Opinión

La fiesta terminó

La XXX edición del Festival de Eurovisión se celebró el 4 de mayo de 1985 en la ciudad sueca de Göteborg. Por aquél entonces, el evento no se había abierto aún a la participación de países cuya ubicación en el mapa pone en aprietos al viajero más experimentado y la lista se limitaba a diecinueve, entre los que figuraba España, representada por la famosa y gran cantante Paloma San Basilio, que defendió el tema “la fiesta terminó”.

Se trataba de una balada romántica, compuesta por Juan Carlos Calderón, cuya letra narraba el final de una relación de pareja. Concluía con aquello de “No insistas más, la fiesta terminó/ Tú y yo ya no somos tú y yo/ ¿De qué sirve amarnos sin amor?/ ¿Por qué seguir mintiéndonos?/ Dímelo”. Pese a la magnífica interpretación de la representante española, los votos no acompañaron y quedó finalmente en la posición número catorce.

Apenas cinco semanas después, el 12 de junio de 1985, se firmaba en Madrid el Tratado de Adhesión de nuestro país para su integración efectiva en la (entonces) Comunidad Económica Europea (CEE), que se haría efectiva el 1 de enero de 1986. Era la recompensa a una larga espera, pues llegaba a los ocho años de haber presentado la solicitud, el 26 de julio de 1977. Más que terminar, parecía así que la fiesta empezaba.

Casi cuarenta años más tarde, la celebración de las elecciones a representantes en el Parlamento Europeo nos ha traído ecos de aquella vieja canción, por lo que se refiere a la participación española, al haber conseguido tres escaños la agrupación de electores “Se acabó la fiesta”, liderada por el “influencer” Luis Pérez, conocido como “Alvise”, procedente de las filas primero del partido de Rosa Díez (UPyD) y después de Ciudadanos.

Parece ser que la idea primigenia era presentar “Alvise” como partido político, pero diversas trabas burocráticas lo impidieron, de ahí el recurso a la agrupación de electores como táctica de última hora. Quién sabe si, tras el aparente éxito de la propuesta, se renunciará al nombre inicialmente barajado, lo que recuerda a otros experimentos populistas anteriores, como aquel acrónimo del Grupo Independiente Liberal de Jesús Gil.

Aparte de las numerosas polémicas con personajes públicos en las que se ha visto envuelto el flamante nuevo eurodiputado y que han acabado en los juzgados (con resultados desiguales dependiendo del caso, todo hay que decirlo), el contenido de la web que sirvió de apoyo a la campaña electoral para esta formación resulta de lo más pintoresco, bajo el explícito título de “persiguiendo corruptos, pederastas y criminales desde 2019”.

No es la primera vez que enviamos a representantes curiosos a Bruselas, pues muchos recordarán, por ejemplo, que José María Ruiz Mateos fue también eurodiputado. Habrá que esperar y ver entonces qué juego da el nuevo parlamentario, aunque ya promete, tras haber anunciado que sorteará su sueldo entre sus seguidores y que renunciará a la escolta y el coche oficial (algo de lo que, por cierto, no disponen los eurodiputados).

En todo caso, conviene recordar que, pese al gran desempeño de Paloma San Basilio, el éxito de “La fiesta terminó” en aquel concurso de Eurovisión de 1985 fue bastante discreto. A veces, el triunfo no depende de la calidad ni de la canción ni del cantante, mientras que voces mediocres con temas anodinos pueden alcanzar la gloria. Que nos lo digan aquí, si no. Es, en fin, cuestión de tiempo saber si realmente se acabó la fiesta o si va a continuar.

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