Opinión

Prietas las filas

Sin tener nada que ver con la estrofa de la canción falangista, el PSOE organizó ayer un acto para tratar de convencer a Sánchez de que no tire la toalla, apretándose toda la militancia, bajo los paraguas, ante la sede de Ferraz. Tal llegó a ser la dimensión de la multitud que el Comité Federal suspendió los discursos para que los dirigentes salieran a la calle a mezclarse y agradecer el apoyo. Muestra del nerviosismo que impera en la dirección del PSOE fue la intervención de María Jesús Montero, que reclamó en tono enérgico, pero de súplica “Pedro, quédate”. Al tiempo que razonaba que “las democracias retroceden cuando se deslegitima el resultado de las urnas”. Prácticamente todos los miembros del Comité, al margen de mostrar su absoluta solidaridad con su presidente, han seguido la estela de su carta acusando al PP y VOX de actuar con la estrategia del barro. También el presidente manchego, García Page, con el tono moderado que le caracteriza, no dudó en mostrar su apoyo. Quizá lo más curioso de todas las unánimes frases de solidaridad fueron las declaraciones del ministro Óscar Puente, acusando a la derecha de dar miedo. Como si él, con su verbo vociferante y faltón, no pudiera ser acusado de lo mismo.

Mientras, Sánchez, paseando en solitario en los jardines de la Moncloa, guarda silencio y ha logrado que la ejecutiva y el Gobierno, hechos a su medida, pierdan los nervios antes la posibilidad de un adelanto electoral al que obligaría su salida. Aunque nadie se atreve a hablar y todos niegan cualquier comunicación con “el jefe”, algunas fuentes citan que hace semanas que Sánchez empezó a manifestar cansancio y hartazgo del acoso al que, según él, estaba siendo sometida su familia.

Si es así, y después de la crisis que ha provocado su aislamiento y su aspiración de dejarlo todo, va a tener complicado dar marcha atrás. A no ser que el acto de movilización y apoyo sirva de argumento para que el lunes declare que aguanta.

Si pretende cerrar la crisis con una moción de confianza, deberá tener en cuenta las últimas palabras de Puigdemont de que su apoyo estará condicionado a que se llegue a “un acuerdo histórico con Cataluña”. Al tiempo que recordaba su patética “persecución” y que a la política “se viene llorado de casa”. Mientras en el PP, también víctimas del nerviosismo por esta jugada inesperada, aseguran estar preparados para coger las riendas y el timón, sabiendo que, de marcharse Sánchez, habría nueva convocatoria electoral y las encuestas les son favorables. Pero, por el apoyo de los socios de investidura actuales a Sánchez, volverían a tener difícil conseguir la mayoría parlamentaria con un VOX a la baja.

La solidaridad de los dirigentes europeos ha sido más discreta y en algunas cancillerías no se descarta que esta sea la primera jugada de Sánchez para su salto a la política europea, donde podría competir por la presidencia de la Comisión. En cualquier caso, si el apoyo masivo y los gritos de “presidente te necesitamos” sirven de argumentario para que Sánchez opte por seguir, lo verdaderamente imprescindible, a partir del lunes, es sacar a la política de este país del lodazal y de la crispación. Por culpa de todos.

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