Ourense se sitúa por primera vez como punto central en el mapa del tráfico de drogas. La ‘Operación Vozka’ -denominada así por el extinto vodka bar Moscow de la ciudad- ha destapado una red de presunto blanqueo de capitales con el que se financiaba la construcción de narcolanchas para el transporte de droga -coca y hachís- e inmigrantes ilegales en el Estrecho.
Los dos detenidos en Ourense el pasado miércoles, Roberto C.M. y F. J. G., y el tercero en O Carballiño J. C., estaban en el foco la Guardia Civil por manejar, presuntamente, el entramado financiero de esta red.
Modus operandi
Esta célula financiera operaría de forma totalmente jerarquizada. “Los principales responsables de esta organización residían aquí”, explicó Juan José López Castro, capitán de la Policía Judicial de la Comandancia de Ourense. Sociedades fantasma, sin ningún tipo de actividad ni materiales y muchas de ellas con la misma sede social, llamaron la atención de los investigadores. Estas empresas no tendrían ningún tipo de vinculación con la náutica, pero adquirían estos productos con el fin de darle apariencia de legalidad. Además, los múltiples movimientos registrados en las cuentas de estas sociedades pusieron en alerta a los cuerpos policiales.
Los motores se compraban a través de testaferros, pero estos no pasaban por Ourense, donde solo se manejaban dinero y movimientos en cuenta. Así lo confirmó la propia Guardia Civil, afirmando que estas lanchas no se ensamblaban aquí, sino que se enviaban los materiales hasta una nave de Valença do Minho.
En el norte de Portugal era donde se construían estas embarcaciones. En el país vecino no está prohibido montar este tipo de motores tan potentes en embarcaciones, algo que sí sucede en España desde 2018. Estos motores no serían comprados de manera directa por los narcos andaluces, sino que todo se ocultaba en ese armazón de sociedades ficticias. “Su ánimo era ocultar en todo momento que los motores podían terminar en el Estrecho”, aseguró Jaime Gayá, jefe regional de Aduanas. Además, afirmó que esta red “daba un servicio completo colocando el motor donde la organización lo solicitaba, por lo tanto no era un grupo menor”.
Una vez en manos de las redes del Estrecho, estás narcolanchas se utilizaban para el tráfico de drogas e incluso para el transporte ilegal de inmigrantes. En diciembre de 2023, la gendarmería marroquí interceptó una embarcación de alta velocidad -fabricada supuestamente por esta trama criminal- con destino a Melilla y cargada de inmigrantes. La pista vendría del número de serie de los productos náuticos de estas lanchas, tales como el GPS.
