El flujo migratorio genera nuevas necesidades para la población migrante. Entre ellos, la de encontrar productos que les hagan sentir algo más cerca de su tierra natal. Ourense se ha convertido en una ciudad de destino y asentamiento para muchos latinoamericanos. Ya hay más de siete mil personas residentes en la urbe llegadas de otros países hispanohablantes, según el Instituto Nacional de Estadística, lo que da buena cuenta del carácter cosmopolita y las nuevas necesidades de consumo generadas en torno a él.
Paseando por la calle, cada vez es más habitual toparse con comercios de origen latino, en los cuales se puede encontrar una gran variedad de productos alimenticios: desde cachapas (tortitas a base de maíz) hasta harina P.A.N para la elaboración de arepas. También, bebidas tan populares como la Pony Malta, que ha acompañado la infancia de muchos latinoamericanos, ahora puede encontrarse en los estantes de estos negocios. La necesidad de comprar un producto de estas características no solo reside en su consumo, sino en el componente sentimental que la envuelve.
Eduardo, Ángela y José Ramón son algunos de los dueños de esos locales cada vez más presentes en la localidad. Gracias a ellos, muchas personas pueden recordar aquellos platos típicos tan presentes al otro lado del charco.
Corrientes migratorias
Aunque su clientela no es solo extranjera, como ellos mismos señalan. En España, hasta la década de los 70, las corrientes migratorias fueron altas. Galicia fue una de las comunidades donde se produjeron mayores desplazamientos, siendo Venezuela uno de los destinos predilectos, seguido de Argentina, Brasil, México y Perú. Por lo que para muchos ourensanos encontrar estos productos sigue formando parte de su narrativa vital.
