Opinión

Aquellas funciones de vedettes de revista en el Losada

Hubo un tiempo en que a Ourense venían compañías de revistas que, por lo general, actuaban en el teatro Losada porque disponía de los mejores recursos y espacios para los montajes. Ya les he contado lo famosa que era aquí la vilagarciana Pola Cunard, quien funciones de sobremesa, tarde y noche actuaba en “La Bilbaína”. La otra estrella especialmente aquí apreciada era Addy Ventura, que quedó en los anales de nuestra ciudad por ser la primera, que yo sepa, que mostró un pecho en el escenario. Lo aclaro porque yo estaba presente, si no la confundo con otra. Salía con una especie de traje vaporoso que le cubría los pechos con una especie de gasa de tul, pero tan bien colocado que al moverse mostraba calculadamente lo que quería mostrar, el derecho. Era una función de tarde de una obra con argumento, y como la mayoría del público eran matrimonios, todo se observó en calma. Incluidos los espectadores como yo, que nos quedamos con ganas de ver más. Y eso que era al final de los sesenta más o menos, en una de las últimas etapas de éxito de aquellas revistas.

He tenido la suerte de conocer en Madrid a alguno de los periodistas que mejor conocieron el mundo de la revista que en los años cincuenta, sesenta y setenta circulaba por las ciudades de España. Las giras por provincias solían celebrarse en verano y Ourense era plaza segura en la que siempre se llenaba el aforo. Ya les he contado que en los viejos camerinos del Losada había una colección de carteles y fotos de aquellas funciones, que yo pude ver personalmente, porque también actué allí siendo joven con los actores del “Teatro Juvenil de Ourense”; luego “Valle Inclán”, de Alvarado. Al cerrarse el teatro y reformarlo todo ese material fue destruido.

Addy Ventura, de la colección Castillejos.
Addy Ventura, de la colección Castillejos.

Los expertos en esto de las vedettes consideran que Addy Ventura fue la reina del género, ya que también era empresaria, tenía su propia compañía y fue la creadora de muchos éxitos musicales del estilo. Era una compañía numerosa. Aunque actuaba esencialmente en Madrid, también como digo hacia giras por provincias. Era famosa porque sus compañías siempre llevaban a figuras de la revista y el teatro español de la época, como Juanito Navarro, Antonio Casal, Angel de Andrés o Tony Leblanc. Las funciones eran muy completas, pues eran revista con argumentos. Recuerdo la viveza del lenguaje y el juego y la picaresca de las historias. Era muy divertido y entretenido, pero lo que más nos gustaba a los espectadores masculinos era cuando las vedettes y coristas salían a escena y cantaban y bailaban.

Esta vedette fue una de las más prolijas en la actuación en espectáculos, ya que gran parte de su actividad la presentó dentro de la famosa compañía de Matías Colsada. La época de pleno reinado fue en la década de los sesenta, que fue cuando la vimos por aquí. Los títulos de los espectáculos lo expresan todo: “Mis atrevidas mujeres”, “Quiero ser mamá”, “Venga maridos a mí” o “No despiertes a la mujer de tu prójimo”. Yo no las he leído, pero deben ser interesantes, sus memorias se titulan “Pasando revista” y Addy Ventura las publicó en 2009. Cuando entrevisté a la más grande, en 1973 en Vigo, a Celia Gámez, me dijo que, aunque se enseñara algo, las funciones tenían que ser finas, para que fueran las señoras también. Addy ya mostraba un poco más, pero siempre con elegancia y finura.

Ya quedamos pocos que recordamos lo agradable de aquellas noches de verano en el paseo. Al salir del teatro o del cine, se vivía un ambiente animadísimo en las terrazas del Miño del Cortijo. Era un Orense grato, sin prisas, aprovechando la noche, familiar, porque nos conocíamos todos. Tengo el pesar de no haber recogido algunos de aquellos carteles y fotos de los camerinos. Era un material valioso de la propia historia de la ciudad. Años después en Vigo, y aquí ya les he contado algo de eso, tuve mejor suerte al poder recuperar carpetas de archivos de la empresa Fraga, que iban destinadas a la basura, cuando se cerró el cine teatro Tamberlick.

En una entrevista que concedió al diario “La Razón”, Addy contaba que nunca le gustó el desnudo integral, no era lo más elegante ni sexy. Para ella, la revista era picardía y humor. Y una curiosa historia sobre la censura. Cuando había un censor en la sala, tenían una luz roja que se encendía, y un mecanismo para subir o bajar las faldas, si era necesario.

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