Opinión

Trump, condenado y candidato

Culpable por unanimidad de 34 cargos relacionados con la compra del silencio de la actriz porno, Stormy Daniels, con la que mantuvo relaciones sexuales en 2006 y cuyo pago trato de ocultar con tretas legales, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, el primero juzgado y condenado por un delito penal por un jurado popular, espera ahora la sentencia que ha de redactar el juez de Nueva York, Juan Merchán, el próximo 11 de julio, tan solo cuatro días antes de que la Convención Republicana le designe como su candidato para las elecciones presidenciales del próximo 5 de noviembre después de haberse desecho de un plumazo de todos los candidatos que pretendieron cortarle el camino hacia la Casa Blanca.

Condenado, incluso encarcelado o privado parcialmente de libertad, aunque es muy difícil que ponga un pie una prisión, Donald Trump podrá seguir haciendo campaña electoral y volver a ser reelegido presidente de los Estados Unidos porque no hay nada en la Constitución estadounidense que lo prohíba. Sin embargo, no podrá votarse a sí mismo en el Estado de Florida, donde tiene fijada su residencia porque, ahí sí, los condenados no pueden ejercer el derecho al voto.

Por primera vez en mucho tiempo a Donald Trump se le vio cabizbajo y afectado tras haber escuchado el veredicto del jurado, lo que no impidió que lo convirtiera en un acto más de campaña concentrando en apenas dos minutos todos los mensajes claves que lanza cada día, que su condena es una conspiración de Joe Biden, que el juez es un corrupto, que se considera un preso político, que los Estados Unidos están en declive como consecuencia de una inmigración ilegal latinoamericana compuesta por delincuentes y dementes, y que su inocencia quedará respaldada por los votantes cuando gane las elecciones. Con el viento a favor de las encuestas para recuperar la Casa Blanca frente a Joe Biden es preciso esperar los próximos sondeos para comprobar si la condena de Trump tiene algún efecto electoral, no entre sus acérrimos seguidores sino entre aquellos más moderados que pueden volverle la espalda tras su condena. El candidato republicano está convencido de que la persecución judicial de la que dice sentirse objeto servirá para reforzar sus posibilidades de vencer al candidato demócrata, Joe Biden.

El expresidente estadounidense, por supuesto, recurrirá la sentencia ante el Tribunal Supremo donde son mayoría los jueces conservadores, varios de ellos encumbrados al alto tribunal bajo su presidencia. Pero a Trump le queda todavía un periplo por los banquillos de varios juzgados por las causas penales que tiene pendientes, una en Georgia por haber tratado de manipular los resultados electorales en ese Estado en las pasadas elecciones, otra por el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 en la que aparece como instigador, y otra más por el hallazgo de documentos clasificados en su residencia de Mar-a-Lago en Florida. Lo más chusco es que Donald Trump podrá indultarse a sí mismo si vuelve a ocupar el sillón del Despacho Oval.

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