TRIBUNALES

Padre e hijo son condenados por agredir a los inquilinos en Ourense

Los tres condenados, en el banquillo de los acusados durante el juicio celebrado en el Penal 2.
photo_camera Los tres condenados, en el banquillo de los acusados durante el juicio celebrado en el Penal 2.
Una de las víctimas agradeció que en ese momento no estuviese en la casa su hija de cinco años

El Penal 2 de Ourense ha condenado por un delito leve de lesiones a Carlos, a su hijo Iván y a un amigo de este, Jaime, a una multa de 180 euros para los dos primeros y de 360 euros el tercero tras un altercado con los inquilinos de Carlos.

La jueza considera probado que el 29 de septiembre de 2016, puestos de común acuerdo, se dirigieron al domicilio que tenía Carlos arrendado a una pareja. Una vez la inquilina le abrió la puerta, Carlos procedió a empujarla provocando que cayese al suelo y junto con su hijo impidieron que esta se levantase. Al mismo tiempo, Jaime se dirigió al dormitorio donde se encontraba el otro inquilino, al que despertó y seguidamente le dio un empujón mientras le decía “fuera de aquí”.

El conflicto ocurrió como consecuencia de las discrepancias que existían entre ellos respecto al abandono de la vivienda por parte de los denunciantes. Los hechos le causaron a la mujer varias contusiones en el cuerpo, aunque no pudo demostrarse que la limitación en la extensión de su codo derecho fuese como consecuencia de estos hechos. Por su parte, su pareja sufrió cervicalgia por contractura y tumefacción de las articulaciones metacarpo falángicas en la mano derecha.

Según indicó el inquilino en el juicio, se golpeó con la cama y se hizo daño. En este sentido, apuntó que no pudo hacer nada para defenderse de su agresor. “Al verlo, pensé que hacía algún tipo de arte marcial”, explicó. Además, manifestó que de repente se vio fuera de la casa junto a su pareja sin llaves y móvil y agradeció que en ese momento no estuviese en el domicilio su hija de cinco años.

"No le tocamos"

“No le tocamos ni un pelo, esa es la gran verdad”, aseguró por su parte Carlos durante el juicio. Además, explicó que iban con la intención de llegar a un acuerdo con los inquilinos para que se marchasen. Los acusados explicaron que iban a llevarle el dinero y que los inquilinos les estaban esperando porque lo habían hablado previamente con la mujer de Carlos.

En esta línea, Iván testificó que los dos denunciantes se querían ir a otra casa a vivir, por lo que “le llevábamos la fianza más una parte del alquiler, 700 euros en total”. Ante esta situación, indicó que los inquilinos “nos dijeron que le diésemos el dinero que ya se irían”.

De hecho, Carlos explicó que después de los hechos incluso “firmamos un contrato y se quedaron dos o tres meses más” y, haciendo uso de la última palabra, apuntó que “todo esto es una treta para quedarse con el dinero”. Acerca de qué pasó ese día, Iván aseguró que la víctima les abrió y que en un momento dado “se alteró y de repente se dejó caer al suelo, incluso nos preocupamos por ella”.

En este sentido, la jueza indica que la visita al domicilio “no era con una finalidad tan conciliadora como la que nos pretenden hacer ver”. Asimismo, señala que si realmente el encuentro que se produjo en la vivienda fue pacífico, previamente concertado, en el que todas las partes estaban contentas con la solución y en el que los acusados estaban plenamente dispuestos a devolver el dinero que se les reclamaba, se hubiesen aportado los mensajes confirmando a la denunciante que el dinero le iba a ser devuelto y cuándo tendría lugar.

Sin embargo, existe un mensaje de la denunciante a la mujer de Carlos exigiendo la entrega de 700 euros como condición para dejar la vivienda en el que le indica: “sigo esperando tu respuesta”. Por ello, la magistrada considera que no es difícil imaginar que, si después de ese mensaje no hay ninguno por la otra parte, la visita al domicilio no era con una finalidad tan conciliadora.

Presencia de Jaime

Durante el juicio, Carlos indicó que el día de los hechos fue a la vivienda con su hijo, aunque no con Jaime, al que manifestó no conocer. Al respecto, Iván explicó que no llegó a entrar ni en la casa y que solo estaba allí por casualidad. El propio Jaime avaló esta declaración indicando que él nunca accedió a la vivienda, ya que se quedó en el taller que se encontraba justo al lado. “No me di cuenta de que pasaba algo hasta que llegó la Policía”, indicó.

La magistrada considera que el relato de que Jaime se quedó abajo no es verosímil, ya que se pregunta qué sentido tendría que los denunciantes imputen falsamente a un tercero que nada tiene que ver con los hechos y no tuvieron ningún conflicto previo con él.

De hecho, precisamente cree que la presencia de Jaime, de la que “ninguna duda existe”, es precisamente la constatación de que los acusados no iban en plan conciliador, ya que “no se concibe por qué habría de acudir el tercer acusado a la vivienda a tratar un tema que en nada le concernía, como no sea para ayudar a los otros dos acusados a ejercer una cierta ‘presión’ para que dejaran la vivienda”.

Te puede interesar